relacion con el hombre

Historia de su estudio[editar]

Aristóteles no sabía si los murciélagos eran aves u otro tipo de animal. Tres siglos más tarde, Plinio el Viejo los consideró pájaros, un error que persistió para casi todos los naturalistas hasta el siglo XVI. Para Conrad von Gesner representaban una forma intermedia entre aves y mamíferos.[126] Finalmente Linneo los acabó clasificando como mamíferos en su célebre Systema naturae, ordenándolos en un tronco común con los primates y el hombre. Poco después, Daubenton ya había descrito cinco de las especies de quirópteros que habitan en Europa.[127]
En las primeras obras, las leyendas se mezclaban con la ciencia, y estaban llenas de inexactitudes. Sin embargo Buffon ya descubrió la hibernación de los murciélagos, y durante su exploración de cuevas se encontró con cavernas llenas de guano de quirópteros; observando que en los excrementos había restos de moscas y mariposas, Buffon empezó a conocer la dieta de los murciélagos europeos.[128]
Alfred Brehm estudió la hibernación de los quirópteros.
A principios del siglo XIX ya se aceptaba mayoritariamente que los murciélagos formaban un orden propio. Los naturalistas europeos recibían ejemplares de todo el mundo, enviados por pioneros de la edad de la exploración. Muchos ejemplares llegaban de países exóticos, y no se conocía ni la distribución ni su comportamiento. A menudo los naturalistas recibían ejemplares sin ninguna indicación de su origen.[128] A finales del siglo XIX se empezó a conocer de forma detallada el comportamiento de los murciélagos, y ya se estudiaba la hibernación y el despertar (Brehm) o la forma de sus alas (Blasius).[129] Además del trabajo de campo se llevaban a cabo investigaciones en laboratorio, con murciélagos en jaulas alimentados con gusanos de la harina y moscas. De esta forma se descubrieron detalles sobre el apareamiento, el parto, o la ovulación diferida.[130]
Con la llegada del siglo XX se comenzó a utilizar la técnica del anillamiento para su estudio. El auge de la espeleología también permitió conocer mejor a los murciélagos cavernícolas, aunque también implicó una perturbación de su hábitat.[131] Algunas de las técnicas desarrolladas durante este siglo eran muy crueles; se cogían animales que estaban hibernando (despertándolos en el proceso), se los estudiaba, y entonces se los volvía a soltar al frío, donde morían. Los encargados de su captura también solían meter un gran número de especímenes en muy poco espacio, provocando que murieran ahogados o que se dañaran intentando huir, y la inexperiencia de algunos capturadores les causaba fracturas del antebrazo o de los dedos. Por ello, algunas campañas de captura y estudio causaron decenas de miles de muertos de murciélagos y la pérdida de colonias enteras. A principios de la década de 1960, algunos biólogos comenzaron a mostrar su oposición a esta metodología.[132]
Los primeros naturalistas no podían comprender como era posible que los murciélagos «vieran» en la oscuridad. Investigando la posibilidad de que se trataba de un sentido diferente al de la vista, algunos naturalistas les tapaban los ojos y los soltaban en cuartos oscuros con muchos obstáculos y comprobaron que los animales no chocaban contra los obstáculos, sin embargo cuando les lesionaban los conductos auditivos o los tapaban con cera, los murciélagos se desorientaban. A finales del siglo XVIII, Spallanzani y Jurine comenzaron a investigar este fenómeno en laboratorio. Cuvier planteaba la hipótesis de que sus membranas auriculares y alares eran muy sensibles, y detectaban cambios en el aire. Boitard creía que esta percepción estaba relacionada con el oído, y Allen sospechaba que el trago, un lóbulo de piel situado frente al pabellón auricular de los murciélagos, captaba señales de retorno, al igual que el sonar.[133]
En 1938, con el desarrollo de un micrófono que captaba las altas frecuencias, Donald Griffin y Robert Galambos, del Harvard Medical School Laboratory, llevaron a cabo experimentos para confirmar que los murciélagos utilizan la ecolocación. Trabajando con distintas especies de murciélagos, descubrieron su capacidad de enviar y recibir ultrasonidos de hasta 50 kHz.[40] [134] En 1940 presentaron su descubrimiento.

Beneficios para el hombre[editar]

Los murciélagos resultan útiles en el control biológico de algunas plagas de insectos como las langostas.
El papel desempeñado por los murciélagos en el mantenimiento y regeneración de bosques, en la dispersión de semillas, o su actuación como polinizadores o como agentes de control de plagas se apoya cada vez más en argumentos aportados por numerosos estudios científicos.[135]
Los murciélagos pueden resultar útiles como agentes de control biológico, reduciendo o limitando el crecimiento de poblaciones de insectos u otros artrópodos que de lo contrario se podrían convertir en una plaga. De esta forma protegen indirectamente a los humanos y a otros animales de enfermedades transmitidas por insectos, y evitan que su crecimiento descontrolado ponga en peligro las plantaciones vegetales.[136] Existen estudios recientes que indican que contribuyen de manera decisiva al control de plagas, como el realizado por la Universidad Cornell, que recomienda a los agricultores que intenten aumentar las poblaciones locales de murciélagos y golondrinas entre mayo y julio, que es cuando más efecto pueden tener sobre las poblaciones de insectos,[137] Otro estudio publicado en 2008 en la revista Science reveló que los murciélagos eran significativamente más eficientes que las aves en tareas de control biológico; las plantas en las que se impedía el acceso a las aves tenían un 65% de artrópodos más que las plantas control, mientras que las plantas en las que no se dejaba acceder a los murciélagos tenían un 153% más. Según este estudio, los murciélagos también protegen en cierta medida a las plantas de los animales herbívoros.[138]
Desempeñan un papel ecológico vital como polinizadores y también desarrollan un importante papel en la dispersión de semillas; cuando se comen un fruto, que más tarde excretan en otro lugar, contribuyen a que la planta se extienda a nuevas zonas. Muchas plantas tropicales dependen completamente de los murciélagos.[5]

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